Estas
sentado tranquilamente y de repente algo te ataca por detrás, no
tienes tiempo de reaccionar, no puedes saber que es, sencillamente
notas que te agarra por el cuello, casi eres capaz de notar los
dientes que atenazan tu cuello y la parte baja de tu cabeza.
Entonces, ese extraño momento, es como si tus cervicales se tragasen el dolor, practicamente notas el movimiento persitaltico y finalmente es el dolor que se acumula en tu cabeza, emana sufrimiento en todas direcciones, es como una esfera de acero incandescente que quiere aumentar su volumen en contra de lo que opine tu cerebro.
Te intentas levantar y la presión cae, la consciencia se tambalea un instante el núcleo de acero no arremete mientras buscas tanteando y patoso la caja de aspirinas abres una y , mierda, esta vacía. Arrancas otra de la estantería y notas el agua y las pastillas delizandose cuello abajo y poco a poco, muy despacio pero sin pausa el dolor empieza a arremeter aun tienes cabeza y cuello doloridos y todo te resulta incomodo. Estas atrapado en una realidad agobiante y envolvente:
Los colores se vuelven agujas en las retinas y eres capaz de oir y molestarte por el mas mínimo atisbo de susurro de tu casa. Tienes frío y el calor te molesta, estas hambriento y la comida se vuelve una pasta incomoda y áspera en tu boca...
Te vas calmando, y aunque la amabilidad de la realidad que te aprisinona no aumenta mucho la empiezas a tolerar...
Entonces, ese extraño momento, es como si tus cervicales se tragasen el dolor, practicamente notas el movimiento persitaltico y finalmente es el dolor que se acumula en tu cabeza, emana sufrimiento en todas direcciones, es como una esfera de acero incandescente que quiere aumentar su volumen en contra de lo que opine tu cerebro.
Te intentas levantar y la presión cae, la consciencia se tambalea un instante el núcleo de acero no arremete mientras buscas tanteando y patoso la caja de aspirinas abres una y , mierda, esta vacía. Arrancas otra de la estantería y notas el agua y las pastillas delizandose cuello abajo y poco a poco, muy despacio pero sin pausa el dolor empieza a arremeter aun tienes cabeza y cuello doloridos y todo te resulta incomodo. Estas atrapado en una realidad agobiante y envolvente:
Los colores se vuelven agujas en las retinas y eres capaz de oir y molestarte por el mas mínimo atisbo de susurro de tu casa. Tienes frío y el calor te molesta, estas hambriento y la comida se vuelve una pasta incomoda y áspera en tu boca...
Te vas calmando, y aunque la amabilidad de la realidad que te aprisinona no aumenta mucho la empiezas a tolerar...
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