Un
millar de tareas pendientes rebotan
dentro de mis orejas
nubes
de pensamiento atosigan mis neuronas
los
músculos se tensan formando una alfombra de nudos y contracciones
al
compás de una mochila cargada de mil cosas
mientras
siento que el tiempo juega al escondite conmigo
y
la concentración es un espejismo que se aleja
con
la misma velocidad con la que aparece la sensación de culpa
Cena,
comida, merienda y desayuno, ninguno en su sitio
y
de repente...
La
calma se impone,
una
dulce melodía resuena por mi cabeza
espanta
las nubes, calla las voces
calma
la espalda encuentra el tiempo
el escenario no es el
idoneo
pero
por eso es perfecto
el
calor de la infusión arropa el alma
y
bajo esta cálida y suave luz
que
me atrae como una polilla
me
siento tremendamente feliz
y
quiero creer que algún día todo esto
hará
del mundo un lugar un poco mejor
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