Tiempo ha,
Un pequeño y
simpático caracol apareció en mi lechuga. Parecía más bien
desorientado y ligeramente desorientado por el viaje y el frío
de la nevera. En cuanto lo vi sentí como si me mirase, lo cogí
y lejos de esconderse en su concha se giró hacia mi con una
expresión de "que?".
Y así es
como empezó, Larry no estaba seguro paseándose por Lleida , que
es a los caracoles lo que Mordor a los hobbits por lo que decidí
adoptarlo bajo mi protección y liberarlo en Andorra,
territorio verde, húmedo y con menos riesgo de acabar en
salsa...
Después de más
de un mes de convivencia, y tras llegar a la tierra prometida
dónde no hace falta atacar una lechuga para encontrar verde y el
agua baja en abundancia. Una vez superada la cuarentena y el período
de aclimatación a la altura y temperatura llega al fin el día
de dejar que Larry siga su camino
Aquí abajo ya
podéis ver al joven Larry en estado silvestre otra vez, ahora
ya en tierra pirenaica
No os lo
creeréis pero nunca vi un gasterópodo tan simpático y
valiente...Larry, ha sido un placer y que la baba te acompañe
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