Mi cuerpo, mi mente, funcionan por la más pura inercia, haciendo las cosas de forma mecánica.
Los días pasan lentamente, la apatía es una cadena que me ahoga y el tedio confunde y nubla mi mente.
No hay descanso que valga porque no es cansancio lo que pesa en mis hombros, es la presión el estrés acumulado de todo un curso ( y que curso) No hay descanso que valga, ninguno salvo el que me espera al final de esto.
Y sin embargo no puedo venirme abajo, el final está tan cerca que casi puedo rozarlo con la yema de los dedos. Casi siento su calor, la libertad que irradia. Ahora, una penúltima vez ( siempre,siempre es la penúltima) sacaré de lo más hondo de mi alma la fuerza de pelear, el coraje para presentar batalla y el temple para resistir sin apartar la cara del temporal.
Acabo recordando los versos de William Ernest Henley
Out of the night that covers me,
Black as the pit from pole to pole,
I thank whatever gods may be
For my unconquerable soul.
Black as the pit from pole to pole,
I thank whatever gods may be
For my unconquerable soul.
In the fell clutch of circumstance
I have not winced nor cried aloud.
Under the bludgeonings of chance
My head is bloody, but unbowed.
I have not winced nor cried aloud.
Under the bludgeonings of chance
My head is bloody, but unbowed.
Beyond this place of wrath and tears
Looms but the Horror of the shade,
And yet the menace of the years
Finds and shall find me unafraid.
Looms but the Horror of the shade,
And yet the menace of the years
Finds and shall find me unafraid.
It matters not how strait the gate,
How charged with punishments the scroll,
I am the master of my fate:
I am the captain of my soul.
How charged with punishments the scroll,
I am the master of my fate:
I am the captain of my soul.
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