Cierro
los ojos para relajarme unos minutos que se escapan como arena entre
mis dedos.
Al abrirlos, me encuentro con toda la escala de azules oscuros hasta llegar prácticamente al negro, acariciando con ternura mis retinas.
Es entonces cuando la magia se manifiesta, cuando un susurro llama timidamente la atención de mis ojos:
Me giro y el cielo nocturno aparece como nuevo ante mi, por un instante me siento ínfimamente minúsculo ante un trozo de cielo estrellado.
Se que la luz de la ciudad esconde muchísimas más estrellas pero las que si se ven se gravan en mi cerebro sin tener la consideración de pasar por mis ojos.
Es como ser un niño que descubre el mundo por primera vez.
Orion, omnipresente en mis cielos nocturnos, vijila en el sudoeste, a su lado vislumbro un dibujo y me sorprendo al comprobar que es Canis major, con Sirius en frente de mi.
El mapa estelar me dice que Júpiter y Alderán están en el Oeste y yo miro al cielo mientras respiro en calma.
Escribo esto ( el original en papel) a la luz de una vela porque después de la suave luz de las estrellas, la luz de lámparas y bombillas me escuece en la retina y me quema dentro de la cabeza.
El papel es el mejor guardián ( almenos por ahora) para este recuerdo por ahora.
La llama de la vela, el bolígrafo, el papel, las estrellas y yo somos los únicos partícipes de este recuerdo,y a la luz del candil me asomo a la situación de miles de escritores y artistas que, como yo ahora , se han expresado a la luz de una llama o de una pobre luz y con las estrellas de manto.
De algún modo me siento conectado a ellos y siento que de alguna forma podría ser qualquier de ellos y a la vez ninguno.
Siento que mi bolígrafo podría ser una maquina de escribir, una estilográfica, una pluma de ganso sobre un pergamino, un pincel o incluso un trozo de carbón sobre la pared de una caverna...
E impulsado por este sentimeinto que tira de mi interior desde la tinta, entiendo la fe, las musas, los mitos y las histórias.
Porque yo, igual que todos aquellos que se expresaron con una tenue luz bajo las estrellas he sentido de una u otra forma con más o menos fuerza esta caricia en alma sin modales, sin nombre y puede que hasta sin origen.
Al abrirlos, me encuentro con toda la escala de azules oscuros hasta llegar prácticamente al negro, acariciando con ternura mis retinas.
Es entonces cuando la magia se manifiesta, cuando un susurro llama timidamente la atención de mis ojos:
Me giro y el cielo nocturno aparece como nuevo ante mi, por un instante me siento ínfimamente minúsculo ante un trozo de cielo estrellado.
Se que la luz de la ciudad esconde muchísimas más estrellas pero las que si se ven se gravan en mi cerebro sin tener la consideración de pasar por mis ojos.
Es como ser un niño que descubre el mundo por primera vez.
Orion, omnipresente en mis cielos nocturnos, vijila en el sudoeste, a su lado vislumbro un dibujo y me sorprendo al comprobar que es Canis major, con Sirius en frente de mi.
El mapa estelar me dice que Júpiter y Alderán están en el Oeste y yo miro al cielo mientras respiro en calma.
Escribo esto ( el original en papel) a la luz de una vela porque después de la suave luz de las estrellas, la luz de lámparas y bombillas me escuece en la retina y me quema dentro de la cabeza.
El papel es el mejor guardián ( almenos por ahora) para este recuerdo por ahora.
La llama de la vela, el bolígrafo, el papel, las estrellas y yo somos los únicos partícipes de este recuerdo,y a la luz del candil me asomo a la situación de miles de escritores y artistas que, como yo ahora , se han expresado a la luz de una llama o de una pobre luz y con las estrellas de manto.
De algún modo me siento conectado a ellos y siento que de alguna forma podría ser qualquier de ellos y a la vez ninguno.
Siento que mi bolígrafo podría ser una maquina de escribir, una estilográfica, una pluma de ganso sobre un pergamino, un pincel o incluso un trozo de carbón sobre la pared de una caverna...
E impulsado por este sentimeinto que tira de mi interior desde la tinta, entiendo la fe, las musas, los mitos y las histórias.
Porque yo, igual que todos aquellos que se expresaron con una tenue luz bajo las estrellas he sentido de una u otra forma con más o menos fuerza esta caricia en alma sin modales, sin nombre y puede que hasta sin origen.
Joder quina sort, aqui d'estrelles res de res.
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