La
ventana está abierta, un perro ladra por ahí. Sopla una brisa
fresca y agradable que hace estremecerse la ropa tendida. Mi pequeña
lamparita de aceite arde en la cornisa de la ventana, su llama
jugetea con el viento, la luz de la llama ilumina su rincón y de
repente es como si solo pudiese estar ahí, como si ese hubiese sido
su sitio exacto... Me gusta, me hace sentir como si viviese en una
época antigua que el día terminaba no mucho más tarde de que Apolo
fichase, un mundo donde la noche era oscura, el invierno frío y el
verano caluroso...
Persianas que suben y bajan, a lo lejos una señora organiza la nevera y en otro piso alguien pone una lavadora...Miles de millones de historias, miles de millones de personas que a cada instante tienen en su cabeza miles de millones de pensamientos y que viven miles de millones de vidas con sus sensaciones y recuerdos....
El cielo está ya oscuro, no solo por la noche sinó por las nubes que se ciernen, ojalá que llueva.
Y mientras mi pequeña, rústica y sencilla lamparita sigue ardiendo y verla me tranquiliza, igual que escribir, me siento como quien se reencuentra con un viejo amigo íntimo, no hablamos, solo una mirada es suficiente para sentirse como entonces solo un instante para sentarse codo con codo y sonreír...
Y la lamparita sigue ardiendo, arde en la ventana, arde, como me eseño mi madre, por todas aquellas personas que están perdidas, por todas aquellas almas disgregadas- campanas, marcan las 8h-por el mundo. Para que todas puedan volver a su casa, para que todos tengamos cuando la necesitemos, una lamparita en la ventana...
Persianas que suben y bajan, a lo lejos una señora organiza la nevera y en otro piso alguien pone una lavadora...Miles de millones de historias, miles de millones de personas que a cada instante tienen en su cabeza miles de millones de pensamientos y que viven miles de millones de vidas con sus sensaciones y recuerdos....
El cielo está ya oscuro, no solo por la noche sinó por las nubes que se ciernen, ojalá que llueva.
Y mientras mi pequeña, rústica y sencilla lamparita sigue ardiendo y verla me tranquiliza, igual que escribir, me siento como quien se reencuentra con un viejo amigo íntimo, no hablamos, solo una mirada es suficiente para sentirse como entonces solo un instante para sentarse codo con codo y sonreír...
Y la lamparita sigue ardiendo, arde en la ventana, arde, como me eseño mi madre, por todas aquellas personas que están perdidas, por todas aquellas almas disgregadas- campanas, marcan las 8h-por el mundo. Para que todas puedan volver a su casa, para que todos tengamos cuando la necesitemos, una lamparita en la ventana...
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