Esto es una mañana de un día cualquiera. No hablamos de un día especialmente nublado o soleado no llueve nieva o graniza. No es que el cielo esté especialmente despejado, más bien hay unas nubes de aspecto perezoso sin intención aparente de moverse o de hacer nada en particular.
El vibrante fondo de las mañanas está hoy adormecido por ser fiesta: no hay apenas ruidos de coches en el ambiente lo que hace que hoy más que normalmente sean los trinos de los pájaros los que broden el aire de la mañana...
Una suave brisa jugetea divertida entre las casas sin hacer ruido y despereza dándo un fresco abrazo a quien abra persianas y ventanas que ,como las flores en primavera, se van abriendo dispersas una aquí, otra allá, pero sin ninguna correlación ni prisa.
Reina con imperante autoridad una serenidad absoluta, y es de una sencillez tan magnífica que sería tremebundamente fácil de ignorar y ete aquí su grandeza
Elorin
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